Más allá que una tendencia, la conciencia ecológica es una ideología y una posición en la vida. Su inclusión en programas de responsabilidad social empresarial es cada vez más común. Además de acciones a favor de la naturaleza, también despliegan campañas publicitarias que intentan educar a la gente sobre el cuidado del ecosistema, apelando a la creatividad para formar una cultura de atención y respeto por el medio ambiente Luego de años de advertencia, pareciera que el mundo está empezando a escuchar, o más bien, a sentir que algo pasa. El cambio climático ya no está siendo asumido como la apocalíptica teoría de algún ecologista paranoico. Y en el caso concreto de Venezuela pasó de la fábula a la realidad: ya no se trata solamente de los Polos a cada extremo de nuestro continente y a kilómetros de distancia de nuestro día a día, la noticia del deshielo del Pico Bolívar fue un golpe de confirmación. Hace algunas temporadas, el mundo de la moda sentenció que dentro de la paleta de colores de ese momento se incluía con fuerza una tonalidad de verde, conocido en la jerga venezolana como el “verde perico”. En la jerga del mundo fashion, se bautizó como “el verde de moda”.
Si bien para los eruditos es cierto que cada día el consumidor se muestra más atraído por empresas amigables, ambientalmente hablando, también afirman que este mismo público se da cuenta cuando su actitud pro ambiente no va más allá de un spot publicitario.
Posiblemente una forma de lograr credibilidad y de que el público más exigente tenga certeza del discurso son las certificaciones, que dentro de los parámetros mundiales, las más reconocidas son las normas ISO de la Organización Internacional para la Estandarización.